El Supremo brasileño alcanza una mayoría para mantener la condena a 27 años de Bolsonaro
La Corte Suprema de Brasil alcanzó este viernes una mayoría de votos para rechazar una apelación y mantener la condena a 27 años del expresidente Jair Bolsonaro por intentar un golpe de Estado tras las elecciones de 2022.
El líder ultraderechista fue hallado culpable en septiembre de haber operado para impedir la asunción del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva tras perder los comicios.
En la apelación, los abogados alegan "profundas injusticias" y "contradicciones" en el fallo que tiene al político de 70 años cerca de ir a la cárcel. Reclaman supuestos obstáculos para ejercer su defensa durante el juicio y buscan reducir la pena.
Tres de los cuatro magistrados de la máxima corte que deben analizar la apelación votaron el viernes por rechazar el recurso, en una sesión que transcurre de modo virtual.
El resultado no será oficial hasta finalizado el plazo establecido por el tribunal, a la medianoche del 14 de noviembre.
El juez Alexandre de Moraes, a cargo del caso, fue el primero en pronunciarse y rechazó todos los argumentos de la defensa.
En un extenso documento de 141 páginas al que accedió la AFP, Moraes reiteró el papel de Bolsonaro como líder de una organización criminal que, junto a varios colaboradores, conspiró para atentar contra el estado de derecho democrático.
También reafirmó su actuación como instigador de los actos del 8 de enero de 2023, cuando cientos de sus seguidores asaltaron las sedes de los poderes públicos en Brasilia.
El magistrado negó la existencia de "cercenamiento de defensa", señalando que todas las pruebas fueron puestas a disposición de los abogados.
Y descartó reducir el castigo, argumentando incluso que la avanzada edad de Bolsonaro ya había sido considerada como un factor atenuante.
"La sentencia fundamentó todas las etapas del cálculo de la pena", escribió Moraes.
Dos jueces más votaron poco después en el mismo sentido.
El exmandatario (2019-2022) espera la decisión en prisión domiciliaria preventiva y con prohibición de dar declaraciones públicas o usar redes sociales.
Si el resultado es desfavorable, aún cabe otra apelación, pero esta puede ser rechazada sin ser sometida a votación.
En ese caso, la condena empezaría a aplicarse y Bolsonaro podría entrar en prisión.
Por sus problemas de salud, la defensa puede solicitar a la corte que le permita cumplir su condena en casa, tal como ocurrió con el expresidente Fernando Collor de Mello (1990-1992).
Este obtuvo en mayo prisión domiciliaria para una condena de ocho años por corrupción.
Bolsonaro sufre varias complicaciones derivadas de una puñalada en el vientre que recibió en 2018 durante un acto de su campaña a la presidencia. Además fue diagnosticado recientemente con cáncer de piel, aunque le removieron las lesiones.
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Tras la condena, el bolsonarismo impulsó un proyecto de ley de amnistía en el Congreso que beneficiaría al expresidente y a los participantes de los disturbios de aquel 8 de enero.
Sin embargo, la iniciativa se desinfló después de grandes protestas en varias ciudades de Brasil.
El proceso contra el mayor líder de la derecha brasileña avanza mientras Brasil y Estados Unidos recomponen su relación bilateral, tensionada precisamente por este juicio.
Una campaña en Estados Unidos del diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del exmandatario, contribuyó a que Donald Trump impusiera aranceles punitivos de 50% a exportaciones brasileñas.
Lula se encontró con Trump en octubre en Malasia para conversar sobre los aranceles y anticipó "buenos acuerdos para ambos países".
El jueves, Eduardo Bolsonaro se reunió en Washington con el primer ministro húngaro, el ultraconservador Viktor Orban, quien le expresó su apoyo "firme" a la familia.
"¡Sigan luchando!: las cacerías de brujas políticas no tienen cabida en la democracia", escribió Orban en X.
D.Parker--SFF