Rusia: Colapso demográfico
Rusia enfrenta una crisis demográfica sin precedentes, con una aceleración en la disminución de su población que ha generado preocupación a nivel nacional e internacional. La población de Rusia ha estado en declive desde 2018, y este descenso se ha intensificado debido a una combinación de baja natalidad, alta mortalidad y una emigración masiva, especialmente de jóvenes y profesionales cualificados. La invasión de Ucrania en 2022 ha exacerbado estos problemas, con miles de bajas en el campo de batalla y un éxodo significativo de hombres que huyen para evitar el reclutamiento. Además, la pandemia de COVID-19 ha dejado una marca profunda, con un aumento en la mortalidad y una reducción en la esperanza de vida, particularmente entre los hombres.
La tasa de natalidad en Rusia ha caído a niveles alarmantes, con menos de 1,2 millones de nacimientos esperados para el próximo año, la cifra más baja en la historia moderna del país. Este descenso se debe en parte a la disminución del número de mujeres en edad fértil, que se ha reducido en aproximadamente un tercio en la última década. La tasa de fertilidad, que se sitúa en 1,41 hijos por mujer, está muy por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 necesario para mantener una población estable. La situación se agrava por la alta tasa de mortalidad, que ha aumentado debido a la pandemia y a problemas de salud pública como el alcoholismo y las enfermedades relacionadas.
La emigración también juega un papel crucial en el colapso demográfico. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, se estima que entre 500.000 y 1 millón de personas, principalmente jóvenes y educados, han abandonado el país para evitar el conflicto y las sanciones económicas. Esta fuga de cerebros y mano de obra cualificada tiene un impacto devastador en la economía y la sociedad rusa, ya que reduce la base de trabajadores y contribuye a un envejecimiento acelerado de la población.
El gobierno ruso ha intentado implementar medidas para contrarrestar esta tendencia, como incentivos financieros para las familias y restricciones al aborto. Sin embargo, estas políticas han tenido un éxito limitado y no han logrado revertir el declive demográfico. La movilización militar y la continuación del conflicto en Ucrania han socavado aún más estos esfuerzos, ya que muchas familias posponen tener hijos debido a la incertidumbre y el temor.
Las proyecciones a largo plazo son sombrías. La población de Rusia podría caer a entre 74 y 112 millones para el año 2100, una reducción del 25% al 50% con respecto a los 146 millones actuales. Este declive demográfico no solo amenaza la estabilidad económica y social del país, sino que también podría alterar el equilibrio étnico, con un aumento en la proporción de minorías no rusas en la población total.
En resumen, Rusia se encuentra en una encrucijada demográfica, con un colapso poblacional que se acelera debido a una combinación de factores internos y externos. La guerra en Ucrania, la pandemia de COVID-19 y las políticas gubernamentales ineficaces han contribuido a una situación que podría tener consecuencias duraderas para el futuro del país.

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